Hace días que no escribo nada, ni aquí ni en ningún otro sitio. Qué sentido tiene atiborrar al mundo con palabras e ideas mil veces dichas, para qué comenzar un discurso que no hará sino repetir y desvirtuar ideas y pensamientos que otros muchos antes de mí expresaron más acertadamente. Admitámoslo, incluso el mismo objeto de este texto que ahora escribo es una burda réplica de lo que demasiada gente dijo ya en su momento.
Un grano de arena en un mundo que es un desierto. Eso somos. Y lo sabemos, en algún recoveco de nuestro adormecido cerebro, lo sabemos; pero nos ha costado muchos siglos esconder esa verdad escalofriante bajo capas de datos absurdos e ideas sin importancia. El gran desafío del ser humano no es pues sino tratar de vivir su minúscula existencia de un modo digno, aún sabiendo que haga lo que haga no importará mucho en el devenir de los acontecimientos estelares. Vivir su minúscula existencia sabiendo que no somos más que un montón de partículas entre millones de millones de millones de partículas. Dar sentido a nuestra vida teniendo presente este hecho, cada segundo de cada día de cada año de los que nos toquen vivir, es el trabajo más importante y laborioso que ocupa nuestro tiempo.
Y una vez ya metida en materia te preguntas cómo la humanidad ha podido avanzar tanto, si al fin y al cabo no se trata más que de un conjunto de individuos ignorantes, egoístas y cobardes, que lo único que hacen es vivir sus patéticas vidas ajenos a la auténtica realidad que les rodea. Una realidad que supera altamente sus rutinas autoimpuestas, su esclavitud televisiva y su mentalidad consumista. Pasamos los días sin llegar a percibir que más allá de los límites y fronteras de nuestro cuerpo y de nuestro minimundo (fabricado sobre frases hechas y sentimientos precocinados) hay algo mucho más grande y más poderoso (para los católicos despistados que estén leyendo esto, no, no me estoy refiriendo a su dios). Teorías, corrientes filosóficas, planteamientos científicos, revoluciones en nombre del progreso... todo para nada, para que el sábado por la noche no nos preocupe otra cosa que sentarnos embobados a ver a una cuadrilla de esgarramantas sacándose los ojos por televisión. Somos los parientes vergonzosos de una familia de genios ¿o es al contrario: una familia vergonzosa con unos cuantos genios como parientes?
No sé, sea lo que sea no lo queremos admitir.
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*La teoría de los multiversos no se trata de la última aportación de la Teoría literaria. Para más información diríjanse a Eduardo Punset.