domingo, 17 de mayo de 2009

eL tiEmPo PaSa, yO mE qUeDo


Que ya no tengo edad de hacer ciertas cosas, hace tiempo que vengo observándolo y padeciéndolo, pero nunca me imaginé que una de ellas fuera el uso de ropa interior de algodón para empezar con la de encajes y bordados rococós. Pero vamos, que la dependienta me lo dejó muy claro “Ya no tienes edad de esto, que ya eres mayorcita…”, me dijo. Lo que me faltaba escuchar en plena crisis de los 25 (25 años para los que todavía me quedan cuatro meses, por cierto). Supongo que habrá que recurrir a esa frase repetida mil y una vez de que los años lo mejor es cumplirlos, si no, malo. Pero en estos momentos no me tranquiliza demasiado. Lo que me atormenta no es el hecho de madurar, de envejecer; en realidad tengo curiosidad por saber qué me depara el futuro; lo que de verdad no me deja dormir es saber que ya nunca más volveré a ser joven, ni a ser niña. Tengo la dolorosa sensación de haber dejado por hacer miles de cosas. De tan buena niña que he sido, y de tan bien que me han sabido educar, no supe disfrutar de las ventajas de la niñez y la juventud, no hice las locuras que debería haber hecho. Mi problema era, en realidad, un exagerado sentimiento de responsabilidad y la total autoconciencia, a cada momento, de las normas de conducta más adecuadas. Y es que a mí también como a Bunbury “de pequeña me enseñaron a ser mayor”. Era una especie de adulta dentro del cuerpo de una chiquilla. Ahora, me toca pues “aprender a ser pequeña”. Yo ya he ido avisando a mis amigos de que no me echen en cara si ahora me llega una etapa de locura transitoria, porque yo creo que me lo debo.


Lo siento, es la morriña la que habla por mí...

8 comentarios:

Alba dijo...

Desmelénate!

Carmina dijo...

estoy totalmente de acuerdo
(con la alba, a mí lo de crecer nunca me ha dado demasiada demasiada pena. igual un poco, los días tontos, pero no por mucho rato)

Anónimo dijo...

Vamos de festivales, A TOPE!!! a perder neuronas o prefiere un complejo en el Caribe, pulsera en mano y a beber y a por enfermedades...yo si que me hago mayor...papuchi fue siempre joven, aunque no es quizá un buen ejemplo.

Desde Las Fuentes con amor...

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=n7CuJ8cR9sg

Yo otra vez...

Vanlat dijo...

¿Te cuento un secreto? ¡He aprendido a ir en bicicleta! He vuelto a andar por los bordillos, a sólo pisar las rayas blancas en los paso de cebra, a ponerme roja porque alguien ve que mastico un chicle en clase...

¿te apuntas?
Te espero en los columpios o corriendo por ahí o saltando a la comba o riendo, riendo, riendo

Anónimo dijo...

se que he dejado de lado el mundo de los blogs, pero me aburre!! ademas, no he tenido demasiado tiempo que digamos... igual lo intento retomar este verano (igual...)

aNiCa dijo...

Jo, la verdad es que de vez en cuando, andando por la calle, me entran unas ganas enormes de echarme a correr como una loca...
Correr sin ningún motivo es una de esas cosas que se suelen hacer de pequeña y que ya a estas edades resulta inapropiado...Lástima.

Luis Ortego dijo...

Correr sin ningún motivo lo haces si eres pequeño, o si eres un bacalata volviendo de la Florida 135 o el polígono más cercano.

Aparte de saludar a todo el mundo por la calle y decirle "feo" a los feos con toda la candidez, se trata de mirarlo todo como si fuera la primera vez. Es difícil concentrarse durante mucho rato, como cuando levitas, pero es terriblemente gratificante. Levitar, por lo demás, solo sirve para ganarte alguna cerveza gratis apostando, yo hace tiempo que lo dejé...

Saludos