sábado, 31 de enero de 2009

eL pErRo, La BiCi Y La CoRtiNiLLa



El perro, la bici y la cortinilla.

Los jubilados que están de charrada al solcico (o la fresca, según).

La casa que cierra la puerta sin pestillo.

La mobylette para ir a la parcela.

Las campanas un domingo a mediodía.

La gente que te saluda por la calle sin conocerte.

Los bandos municipales echados por megafonía.

La tranquilidad de las calles.

La gallina que va por libre.

Visitar a alguien sin avisar, sin ninguna razón especial, sólo porque pasabas por allí.

Las cigüeñas en el campanario.

El olor a verano.

Ver el horizonte entre las casas.

El río.

El perro.

La bicicleta.

Y la cortinilla.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

típica foto de pueblo...

me gusta =)

Carmina dijo...

Y el olor a invierno, que es el de la estufa de leña...

Todo esto es lo que tendríamos que haber metido en el corto y no supimos hacer. Yo ya veo la escena de montaje: la nieta arreglando la casa de la abuela con los de las piragüas, que le echan una mano de vez en cuando, o con algún chaval del pueblo, que es lo que tiene que no haya trabajo en el mundo rural, que todos están disponibles...; la abuela mirándola con un sempiterno cigarro en la boca y una mirada socarrona; el perro, la cortinilla, la bici.
Y las nubes de evolución (que terminarán también por pasar) y traen, de seguro, algo bueno)

aNiCa dijo...

Bueno si seguimos con las evocaciones de tipo olfativo no habría que olvidar el olor a granja (es decir a fiemo) que recorre de vez en cuando las calles. Y es que vivir en un pueblo está muy bien, pero no todo es tan bucólico y pastoril.
besos a las dos.

Janingus dijo...

Si hablamos de olorcicos buenos, propongo el que desprende "Las Camaras" para verano. Esa mezcla de ciruela podrida mezclada con efluvios pochos de nectarina del Soto aderezada con picatostes de fresa pocha de temporada.
Decir que ese olor toma poderío y presencia o bien despues de haber recibido una solada de 35 grados en Agosto, o después de una tormenta veraniega de esas que Chipian todo en cinco minutos de reloj.

Anónimo dijo...

Y las moscas, que te acompañan para que nunca nunca te sientas solo.
Clara