Aquí sólo estoy yo y mis bestias. No intentes acercarte porque acabarás pinchándote con el alambre de espino que me recubre toda. Dentro, en la zona restringida, tampoco hay mucho que enseñar. No hay horribles secretos, no hay pecados sin confesar, no hay nada de lo que pueda arrepentirme. Hay únicamente un desierto de palabras huecas y polvo.
Bueno, acércate si quieres, ya sabes que lo prohibido siempre resulta mucho más atractivo. Entra y, quizás tú, puedas traerme contigo las nubes que tanto me hacen falta.
Se dice que la vida cambia a cada instante, pero en realidad lo que ocurre es que la vida en sí misma es cambio. Si las cosas permanecieran inmutables, un día tras otro, la idea de progreso y evolución no existiría. En muchas ocasiones lo olvidamos, olvidamos que el mundo está hecho a base de cambios y nos acomodamos plácidamente en nuestra rutina, en la cotidianeidad y creemos que todo seguirá igual siempre. Claro que, a veces, sí podemos llegar a apreciar las modificaciones: pequeños detalles sin importancia, positivos o negativos, a los que nos vamos amoldando con mayor o menor suerte, también grandes sorpresas... y grandes desgracias. Cambios tan enormes que hacen tambalearse los pilares sobre los que se sostiene toda nuestra existencia. Cambios que impedirán que nuestra vida continúe como antes.
El 12 de octubre ya no será nunca más la fiesta del Pilar, ni el día de la Hispanidad, ni siquiera el (tan poco emotivo) desfile de las Fuerzas Armadas. En estos momentos no puedo evitar que me venga a la cabeza una escena de la película de Supermán (1978) en la que el héroe logra retroceder el tiempo girando muy muy rápido alrededor de la tierra y haciéndola rotar en sentido contrario, de esta forma consigue que su amada Lois no muera. Ojalá yo fuera ese Supermán para evitar que el 12 de octubre se desarrollara como se desarrolló.
La vida recomienza en septiembre. Ni la primavera, ni año nuevo... cada año todo vuelve a empezar en septiembre. Y es que este mes es una puerta abierta al futuro: la vuelta al trabajo después de vacaciones, los cumpleaños, una bici que sale por los aires y no se rompe, las fiestas de la Vierge du Château, forrar los libros nuevos, la colección de otoño de El Corte Inglés, las hojas caídas, los planes y proyectos para el nuevo curso.
En septiembre la imaginación nos desborda y soñamos con todas las vidas posibles. Con todas nuestras vidas que no son pero que podrían haber sido. Como canta Eva "si volviera a nacer, si empezara de nuevo" querría ser algo totalmente diferente, como, por ejemplo, esa peajista que querría ser piloto de aviones, para volar alto, bien alto, esperando así dejar todas las preocupaciones y cargas en el suelo, para borrar los pre-juicios y las pre-determinaciones (el pre-fijo "pre-" debería ser eliminado definitivamente del español. Que ni siquiera el lenguaje determine nuestros actos, que nada establezca de antemano nuestras posibilidades).
Nos conformamos con aquello que somos sin darnos cuenta de que hay miles, millones de posibles "yo" andando por ahí sin tocarnos: el "yo" que estudió ciencias, el "yo" que le dijo a ese chico que lo quería, el "yo" que todavía tiene el pelo largo... Nos encerramos a nosotros mismos en nuestra propia conciencia, en esa imagen que nos hemos formado de nuestra propia persona, y nuestra mente se convierte en nuestra cárcel, porque creemos, tontos de nosotros, que ya nada o casi nada se puede hacer por cambiar lo hecho. Seguramente es cierto, no podemos cambiar lo ya hecho pero sí podemos decidir sobre aquello que todavía no hemos llegado a hacer. Así pues, en este mes de septiembre quiero lanzar un canto a las decisiones que todavía no hemos tomado, a todas las vidas posibles.
"...Será como aquella canción canción de los años 80
seré como aquel tipo que algún día fui..."
(Ahora que, según la BibliaVogue, los años 80 han vuelto y esta vez para quedarse, me parece una canción muy adecuada. Vayan desempolvando sus camisas con hombreras....)
Hace casi un año que perdí mis dientes. Las dos paletas, mis paletas, se marcharon sin más, sin dar ninguna explicación. Un día, al despertarme, el espejo me devolvió una imagen distinta: un gran hueco en medio de la mandíbula superior. Sospecho que la dieta a base de chocolate, caramelos y leche condensada era demasiado para ellas y decidieron salir al exterior para intentar realizar su sueño: habitar una boca donde se usara seda dental y donde las piruletas fueran sustituidas por pastillas para el aliento. Una gran boca con cuatro o cinco dientes de oro, (la mejor opción si buscas un buen marido dental...) espero que lo hayan conseguido. Yo por mi parte ya he encontrado a las sustitutas. El proceso de selección ha resultado muy duro, pero finalmente he elegido a las ganadoras. Son dos magníficas paletas de composite de la mejor calidad, color 2A y con doble pulido, licenciadas por la Universidad de Pamplona. Veremos qué tal se adaptan a su nuevo ambiente de trabajo...
"...Sus ojos estaban sin vida, sin brillo y aparentemente faltos de pupilas; y yo me encogí involuntariamente ante su mirada vidriosa y pude contemplar sus delgados y marchitos labios. Se abrieron; y en una sonrisa de expresión peculiar los dientes de la cambiada Beredice se revelaron lentamente a mis ojos. ¡Quiera Dios que nunca los hubiera visto, o que, al verlos, hubiera muerto!..."
"Berenice" de Edgar Allan Poe
(un inquietante relato que habla de la mente perturbada
de un hombre y su obsesión por los dientes de su prima)
En mi caso, todo lo contrario al maestro Poe...la preocupación por una dentadura perfecta ya no atormentará mis sueños, a partir de ahora haré encarecidamente caso al eslogan publicitario de un folleto que encontré un día sujeto al parabrisas de mi coche. Era la publicidad de una clínica dental y decía así:
VUELVE A SONREÍR
Pues eso, yo ya he empezado (sirva de ejemplo la foto que ilustra este texto). Y éste es también mi deseo para todos a los que quiero: que intenten esbozar una sonrisa aunque sea sólo una vez al día, que se obliguen un poco, que se lo tomen como un ejercicio de estiramiento muscular...puede que no les apetezca, pero una sonrisa amplia y sin complejos, puede traer con ella una buena causa por la que hacerlo.
Bueno, pues esto se acaba. El Eramus (que no "Orgasmus") llega a su fin, y yo no sé si alegrarme o llorar. Y es que la relación que esta ciudad y yo hemos mantenido durante este semestre ha sido más bien una lucha de fuerzas. París me ha descubierto mi lado más esquizofrénico, mi bipolaridad. En absoluto me arrepiento de haber elegido este destino para primer año de doctorado, (no todo el mundo puede presumir de haber vivido en esta mítica ciudad) pero lo que es seguro es que a partir de ahora cada vez que la torre Eiffel salga por la tele yo tendré una visión más real (y más personal) de todo lo que conlleva consigo la palabra P-A-R-Í-S. No quiero alargarme más, sólo hacer una breve reseña de esta etapa que se cierra y que seguro deja paso a otra también interesante. Así pues, simplemente dar un último adiós a todo esto: adiós a mi cuarto de 20m compartido con una austríaca, adiós a las "demie-baguettes", adiós al bus 63: gare de lyon-pont de l'Alma, adiós a los "pique-niques" en la hierba; adiós a la bici que a penas utilicé, adiós a las terrazas llenas de gente bajo la lluvia, adiós a los vagabundos de mi barrio (al final les coges cariño); adiós al "promenade plante", adiós al olor a pis en el metro, adiós a esos raros y maravillosos rincones libres de turistas, adiós a DJ Shantell en Le divan du monde, adiós al Sena (siempre ahí); adiós a Pauline, Daniele, Rebecca, Sophie, Fabian, Florian, Kathrin, Andrea ... (chicos nos vemos el año que viene en Italia). Adiós París.
No es el vídeo oficial pero me sirve. Os adjunto la letra también (para aquellos que entiendan un poco el francés) que es la verdadera gracia de la canción:
Je fais le plein d'essence, Je pense aux vacances, Je fais la gueule, Et je suis pas le seul le ciel est gris, les gens aigris je suis pressé je suis stressé
j'aime plus paris on court partout ca m'ennuie je vois trop de gens, je me fous de leur vie j'ai pas le temps, je suis si bien dans mon lit
prépare une arche delanoë tu vois bien, qu'on veut se barrer même plaqué or, paris est mort il est 5 hors, paris s'endort je sens qu'j'étouffe je manque de souffle je suis tout pale sur un petit pouf
j'aime plus paris, non mais on se prend pour qui, jveux voir personne, coupez mon téléphone vivre comme les nones, jparle pas de john
j'aime plus paris passé le périph, les pauvres r n'ont pas le bon gout d'etre millionaire pour ces parias, la ville lumière c'est tout au bout, du RER y a plus de titi mais des minets paris sous cloche ca me gavroche il est finit, le paris d'Audiard Mais aujourd'hui, voir celui d'édiar
j'aime plus paris, non mais on se prend pour qui, je vois trop de gens je me fous de leur vie j'ai pas le temps je suis si bien dans mon lit j'irais bien, voir la mer écouter les gens se tairent j'irais bien boire une bière faire le tour de la terre j'aime plus paris, non mais on se prend pour qui je vois trop de gens je me fous de leur vie j'ai pas le temps je suis si bien dans mon lit pourtant paris, c'est toute ma vie c'est la plus belle j'en fais le pari il n'y a qu'elle c'est bien l'ennuie j'aime plus paris..
Estoy en París, es 2008 y acaba de llegar mayo. Hace 40 años la situación era bien distinta a lo que encontramos hoy en día por las calles del Barrio Latino (inundadas de turistas ansiosos de ver el París de las postales). Hace 40 años los adoquines volaban por los aires, los coches servían de barricada, las banderas rojinegras ondeaban en los balcones de la Sorbona y eran los policías los únicos que ocupaban las calles. Así que sirva este pequeño texto como tributo personal a aquella revolución que quiso y no pudo ser. Eran universitarios, y con sus protestas desestabilizaron durante semanas los cimientos de la gran République Française. Se levantaron en defensa de la igualdad de derechos y de la libertad, contra las injusticias del sistema... Hoy, en el 2008, ya no nos levantamos por nada, ni siquiera por causas más prosaicas y más inmediatas como puede ser el disparatado precio de la vivienda. Mientras espero a que se me despierte la conciencia crítica y se levante de una vez por todas del sofá, me conformo con leer los suplementos especiales que aparecen en la prensa francesa y con acudir a los diferentes actos que se han organizado por toda la ciudad. Y con todo esto me pregunto a mis 23 años qué he estado haciendo hasta ahora, que no he participado aún en ninguna revolución. Por lo demás, dejaré que termine Ismael Serrano ....
Aquí y ahora todo se mezcla. De verdad me hacían falta esas canciones de Iván "para el tiempo y la distancia", y comprobar así, que el ahora incluye obligatoriamente el ayer y el mañana; y que el aquí es también allí y todavía más allí.
Parece que últimamente todo el mundo a mi alrededor me habla de lo mismo. Toni (Soprano) discutía con César Vallejo el otro día sobre la fragmentariedad de la vida, y llegaron a la conclusión de que Todo (las miles de millones de partes que componen la realidad) es Uno, y tenían razón. París es París, y Goustranville, y ZaragoZa, y Madrid, y San Sebastián, y Londres...París es París, lo es Todo, y nada al mismo tiempo: cabe el mundo en ella, incluso realidades paralelas con dobles extraños de mi primo José y de Aitor, pero es también su propia negación, porque ya nada queda de ese París ideal que todos tenemos en la cabeza: Sartre murió, al igual que el dios del que él hablaba; el amor ha dejado de sentirse en las calles y atrás quedaron las revoluciones para salvar el mundo: los adoquines ahora sólo sirven para reflejar la sombra de los turistas.
Yo misma he estado aquí todo este tiempo, pero no he estado, estaba lejos, muy lejos, aunque parece que ya me voy encontrando.
Los relojes, sin embargo se aceleran y se retrasan a voluntad y los viajes en el tiempo son muy fáciles aquí: un billete de ida en el RER: 1,5 euros, y retrocedes 60 años. O quizás los adelantes, ya que el diseño del tren bien podría ser el de una nave espacial de una peli futurista de los años 5o. Para pararlo (el tiempo, digo) tampoco hace falta gran cosa. La semana pasada todo se detuvo unos minutos cuando creí tener una revelación mística viendo en patalla grande el comienzo de "Apocalipsis Now".
Sí, ya sé que París , por sí misma, ya merece la pena. Pero si dejamos a un lado las rutas turísticas llenas de japoneses armados con sus cámaras, si nos olvidamos por un momento del lujo, el glamour, el romanticismo, "la vie en rose" y todo eso, existe un París donde la gente corriente vive. Donde pasa un día tras otro yendo al trabajo, haciendo la compra o llevando el coche al taller. Y es en ese París donde tienes que desenvolverte y donde descubres las pequeñas cosas que la hacen verdaderamente tan especial, detalles sin importancia que en un momento determinado significan mucho, que te obligan a pararte y sonreir un momento. Y eso te ayuda a reconciliarte contigo misma, con los parisinos, con los franceses y con todo el mundo, si te pones.
Son cosas efímeras que debes apreciar en el instante mismo en que suceden, por lo que es necesario estar atento, vigilante, a todo lo que se desarrolla a nuestro alrededor. Cosas tan tontas como que un día, de repente, salga el sol después de una semana de lluvias, como un cuadro azul de Klein en el Centro Pompidou, o como una gran caja de bombones Lindt traída expresamente de Suiza, como una cerveza en un encantador bar del Barrio Latino, como leer Le grand voyage sentada en un banco de los Champs Elysées, o que el metro salga al exterior un segundo en Bastilla y puedas ver el ambiente de la ciudad, como correr un sábado por la mañana por el "Promenade Plantée" con la música de Albert Hammond Jr. en el mp3, o simplemente la imagen de un parisino paseando por la calle con una baguette bajo el brazo...
Es el poder de las pequeñas cosas.
P.D. Esta vez el texto va dedicado a mi "primi", ya que ella fue quien me dio a conocer el maravilloso disco de Albert Hammond Jr. -Si en Madrid la música que sonaba por los altavoces de la ciudad era lo último de Marlango, aquí, en París es Yours to keep.- Gracias.
En Metropolis la linea 5 (la verde) tiene un nuevo desvio. Salgo de casa, "La Latina" y de ahi direccion "Casa de Campo". Me bajo en "Piramides". Hago trasbordo con la lina 14 (la morada), direccion "Saint-Lazare". Estacion "Pyramides", pero con una pequenia parada en Goustranville. Asi de rapido y comodo he llegado donde estoy ahora, a la ciudad del amor, de la moda...A la ciudad mas bella del mundo, segun muchos (seguramente todos aquellos que no han viajado lo suficiente como para poder hacer tal afirmacion). Paris es todo eso y mucho mas, pero eso no le rebaja lo que tiene de dura. Vivir en ella requiere de un esfuerzo constante por intentar conquistarla, pero con la certeza de que nunca sera del todo tuya, de que nunca dejaras de ser un extranio entre sus calles. Aqui llegue con exceso de equipaje. A parte de los bultos que traje conmigo desde casa me acompaniaba tambien la presion de vivir en una ciudad como Paris. Es nombrarla y en seguida se evoca una imagen mitica de la ciudad, siempre llena de posibilidades. Justamente era eso lo que me daba miedo, no ser capaz de aprovechar todo lo que la ciudad podia ofrecerme. Asi, estuve los primeros dias sin ganas de pisar la calle, sin alicientes, como si todo me viniera grande. Abrumada. Abrumada por su gran extension, por su belleza, por el idioma, por la falta de alguien conocido con quien hablar... Hoy ya ha pasado algun tiempo de eso, y las cosas van un poco mejor. No por nada en especial, solo que el sol ha salido un par de veces, me he apropiado de mi espacio en la habitacion, he conocido a varias personas... Supongo que la cosa necesita su tiempo. Algo que me ayudo con mi animo fue descubrir que mi universidad era un antiguo molino industrial reconvertido ahora en campus universitario. Me emocione un poco, era como un pequenio guinio. Por lo demas, bien. Mi frances avanza a trompicones, pero avanza que es lo importante... Aunque en ocasiones se sienta amenazado terriblemente por mi ingles (el ingles que debo hablar con mi companiera de habitacion). Estoy convencida que dentro de mi cabeza se libra una batalla constante entre ambos idiomas. Son como grandes depredadores, el terreno que avanza uno lo pierde el otro. Y hablando de lenguas...nunca me hubiera imaginado que me alegraria tanto oir mi lengua matter. Despues de dias sin tener contacto con ningun espaniol (donde estan todos esos famosos erasmus espanioles?en mi universidad no hay ni uno!!!no es que quiera hacer un gueto espagnol, pero hombre...) me ilusiono tremendamente oir cantar en Sacre Coeur a unos musicos callejeros "La camisa negra". Hay que ver lo tonta que se pone una cuando esta un par de dias fuera de casa...En fin. (Disculpen las faltas ortograficas, es lo que tiene el teclado frances)